Marcos Calvente participó del acto realizado en la escuela Monseñor Verdaguer de Dorrego.
La escuela Monseñor Verdaguer recordó la figura del general José de San Martín, a 174 años de su años de su muerte. Hasta el establecimiento ubicado en calle Alsina del distrito Dorrego llegó el intendente Marcos Calvente, para participar de los honores dedicados al Gran Capitán.
En el acto, los chicos de cuarto grado prometieron lealtad a la bandera del Ejército de Los Andes.
Un grupo de chicos lució “uniformes” de granaderos, otros recitaron poemas dedicados al Libertador de Argentina, Chile y Perú, bajo la atenta mirada de padres, maestras y autoridades convocadas.
Allí estaban, además de Calvente, la presidente del Concejo Deliberante del departamento, Verónica Cancela, la supervisora de la Dirección General de Escuelas, Liliana Marcilla, la directora de la escuela Beatriz Rosales y, en representación de la Asociación San Martiniana de Guaymallén, Gustavo Balvarrey y Norma González.
El titular de la Municipalidad de Guaymallén, rescató un aspecto de la figura de San Martín, más allá de su condición de brillante militar. “Hay que remarcar otras capacidades y otras virtudes que hicieron posible también la liberación de Argentina, Chile y Perú: tienen que ver con el compromiso y la dedicación. Sin eso no hubiera sido posible la liberación de estos tres países de Latinoamérica”, dijo Calvente.
Luego el jefe comunal lanzó un mensaje a los alumnos de la escuela Verdaguer: “es importante que los niños reconozcan esas capacidades en nuestro general porque hacen al futuro de la Nación Argentina. Todos podemos ser héroes de nuestra historia. Si seguimos nuestros sueños con esfuerzo y dedicación, como lo hizo nuestro general, vamos a alcanzarlos y eso va a hacer que la Argentina sea un país cada día mejor. Ese es el mejor reconocimiento, el mejor honor que le podemos rendir al general y a nuestra Patria”.
José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en la localidad correntina de Yapeyú, y fue el hijo menor de cinco hermanos. A sus seis años, su familia decidió abandonar el territorio entonces gobernado por el Virreinato del Río de la Plata para mudarse a España. Allí comenzó a formarse como militar, aunque siempre estuvo atento a los acontecimientos que sucedían en su tierra natal.
Los hechos transcurridos durante la Revolución de Mayo fueron el impulso para que San Martín tomara la decisión de volver a América Latina para ayudar a liberar a cuantos pueblos pudiera.
Creó el Regimiento de Granaderos a Caballo, logró el triunfo en la batalla de San Lorenzo. Cuando se hizo cargo del por entonces Ejército del Norte, ideó un plan que rompió con las estrategias que se venían implementando desde 1910 y que llevaron a sucesivas derrotas de los tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Fue gobernador de Cuyo y aquí conformó el Ejército de los Andes, con el que cruzó a Chile para liberar primero al país trasandino y luego ir por barco a liberar a Perú.
José de San Martín murió el 17 de agosto de 1850 en Boulogne Sur Mer, ciudad ubicada al noreste de Francia. Con el tiempo se transformó en el prócer más reconocido de la historia nacional.
Ejemplo moralizador
En el acto, la vicedirectora de la escuela Verdaguer, Graciela López, rescató otro aspecto de la figura de San Martín. “Preocupado por las necesidades imperantes de nuestro país no dudó en reducir sus saberes que percibía como en militar ni tibio en rechazar ascensos propuestos por su excelso desempeño en sus tareas”.
“Es necesario convertirnos en dignos herederos de sus virtudes éticas y morales. San Martín fue el hombre de una causa, a esa causa ofrendó su vida, a esa causa rindió su espada y por esa causa fue proscripto. Es justo recordar que San Martín no fue una en un héroe solitario, sino que le tocó jugar un rol protagónico en esa gran obra colectiva”, que fue la libertad del Cono Sur.