La Escuela 4-154 Dr. Salvador Mazza cumplió 25 años de labor en el corazón del barrio San Cayetano. Docentes, ex alumnos, funcionarios de la Dirección General de Escuelas y de la Municipalidad de Guaymallén llegaron hasta el colegio secundario para celebrar el cumpleaños de la institución.
La Mazza se creó en 1999 y empezó a funcionar en las instalaciones de la escuela de nivel primario Nº 1-665 Padre Juan Pastor. En 2000 se trasladó a su propio edificio de calle Santa Rosa y Laboulaye del Barrio San Cayetano (ex Alimentación), del distrito Las Cañas.
Actualmente ofrece formación en Bachiller en Ciencias Naturales y propicia la aplicación del pensamiento científico, en el marco del juicio crítico.
“La escuela es familia. Son instituciones que se caracterizan por el sentido de comunidad. La escuela es trabajo y tenemos mucho trabajo y desafíos en un país donde la mitad de la población está debajo de la línea de la pobreza. Todos tenemos el desafío de sostener las instituciones educativas” dijo el secretario de Gobierno Mauricio Iglesias.
Además de Iglesias, por la Municipalidad de Guaymallén estuvo el director de Educación y Deportes, Cristian Arias, el subdirector de Educación, Gustavo Bruno. La directora de la Mazza, Viviana Maturano, también recibió al supervisor de la DGE Ángel Rodríguez y al director de Educación Secundaria del Gobierno de Mendoza, Emilio Moreno.
Quién fue Salvador Mazza
Salvador Mazza fue un médico que nació en la localidad de Rauch, Provincia de Buenos Aires, el 6 de junio de 1886. Se especializó en microbiología clínica y anatomopatología. Fue bacteriólogo del Departamento Nacional de Higiene y estuvo a cargo de la organización del lazareto de la isla Martín García (un establecimiento ideado por Domingo Faustino Sarmiento para usar de sitio de aislamiento en cuarentenas, epidemias y para los inmigrantes sospechados de tener alguna enfermedad.
A partir de 1916 ocupó el cargo de profesor suplente de la cátedra de Bacteriología en la que Carlos Malbrán era titular y de la que se hizo cargo cuando Malbrán renunció. Fue también Jefe del Laboratorio Central del Hospital de Clínicas de Buenos Aires.
En 1926 la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires estableció la Misión de Estudios de Patología Regional Argentina (Mepra), llamada coloquialmente misión Mazza ya que él fue su director. La Mepra fue un instituto que tuvo como meta diagnosticar y estudiar las enfermedades desconocidas del norte argentino, entre ellas el Mal de Chagas. Tuvo su sede central en Jujuy (en un edificio propio, donde actualmente funciona el Rectorado de la Universidad Nacional de Jujuy), y como anexo contó con en el famoso «E.600», un laboratorio y hospital móvil instalado en un vagón de tren. De este modo tal institución pudo trasladarse por la extensa red ferroviaria argentina.
La labor principal de Mazza y la Mepra fue combate de la tripanosomiasis americana (enfermedad de Chagas-Mazza) y otras enfermedades endémicas. Completó los estudios del médico brasileño Carlos Chagas sobre el agente etiológico (Tripanosoma cruzi) y sobre el vector de la enfermedad (vinchuca), además de perfeccionar el tratamiento de esta enfermedad. El trabajo de Mazza fue decisivo para la confirmación de la existencia de la enfermedad.
Mal de Chagas-Mazza
La enfermedad de Chagas es una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida por vectores y causada por el protozoario Trypanosoma cruzi, con una firme vinculación con aspectos socioeconómico-culturales deficitarios, considerándosela una enfermedad desatendida. Es una patología endémica en 21 países de las Américas, aunque las migraciones de personas infectadas pueden llevarla a países no endémicos de América y el Mundo.
Se estima que afecta a seis millones de personas. En el continente americano se registran 30.000 nuevos casos cada año, 12.000 muertes en promedio y aproximadamente 9.000 recién nacidos se infectan durante la gestación (datos de la Organización Panamericana de la Salud).
El principal mecanismo de transmisión es vectorial, por las vinchucas. Infectan personas expuestas a su picadura, al depositar sus heces infectadas en heridas de la piel o sobre mucosas. Otras modalidades de transmisión son transfusional, congénita, trasplantes de órganos u oral. Aunque la mortalidad ha disminuido significativamente, la enfermedad puede causar consecuencias irreversibles y crónicas en el corazón, el sistema digestivo y el sistema nervioso.