Este lunes 10 de junio, la escultura del semáforo denominada «Brotes de una nueva conciencia» fue escenario de una profunda jornada de reflexión y memoria en el marco del Día Nacional de la Seguridad Vial, con la participación de la Red de Corazones, Estrellas Amarillas, personal de Seguridad del Gobierno de Mendoza y de la Municipalidad de Guaymallén, Bomberos, la Banda de la Policía y vecinos comprometidos con la causa.
El encuentro, realizado en la Lateral Norte del Acceso Este, entre La Purísima y Ascasubi, buscó generar conciencia sobre la importancia del respeto a las normas, la convivencia en la vía pública y el valor de la vida.
La actividad conmemoró el cambio histórico en el sentido de circulación en Argentina, ocurrido en 1945, y se convirtió en un espacio de homenaje, denuncia, sensibilización y esperanza.
El dolor como motor de conciencia
Uno de los momentos más conmovedores fue el mensaje de Carina Quevedo, referente de Estrellas Amarillas, quien expresó:
“Nuestras estrellas representan a todos los integrantes de esta organización que hemos perdido a un ser querido por la imprudencia. Esa lágrima que nunca se seca es testimonio de una herida abierta. Esta lucha nace del dolor, es un esfuerzo titánico por sembrar conciencia en un tema que nos destroza. Pintar una estrella en el asfalto es un ritual, un adiós que nunca quisimos dar. Hoy no podemos hacer nada por quienes se fueron, pero sí podemos hacer mucho por quienes quedan”.
Quevedo agradeció especialmente a la Municipalidad de Guaymallén, recordando que fue aquí donde se pintó la primera estrella en Mendoza, dando origen a una forma de visibilización que hoy se replica en todo el país.
“Este día no solo es memoria. Es una oportunidad para transformar el dolor en acción. Hoy decimos no a todo tipo de violencia, y también decimos no al ‘alcoholicidio’. No al alcohol al volante. Esa decisión irresponsable nos arranca vidas”, agregó.

Un compromiso institucional
Por su parte, Alejandro Novoa, director de Servicios Comunitarios y Seguridad Vial de Guaymallén, agradeció la presencia de todos los asistentes y señaló:
“Unirse para comunicar esta fecha no es una efeméride más, es un llamado urgente a la conciencia y al respeto por la vida. Cada año, personas mueren o resultan heridas por hechos viales que podrían evitarse. La seguridad vial es un compromiso de todos: peatones, conductores, ciclistas, motociclistas, autoridades y educadores. Necesitamos una cultura basada en el respeto, la empatía y la educación. Este día debe servir para reflexionar y actuar”.
Novoa pidió especialmente a las juventudes que se transformen en agentes de cambio, con conductas responsables y mensajes claros hacia su entorno. “La seguridad vial empieza por nosotros mismos”, concluyó.
Un testimonio que interpela
La voz de Carla Pagliaricci —la madre de Abril y Agustín Kruk, quienes murieron tras ser atropellados el 14 de diciembre de 2018 por un Ford Fairlaine que circulaba a alta velocidad por Matienzo y Costanera y se subió a la vereda— estremeció a todos los presentes:
“Hoy no es un día más en el calendario, hoy duele, sangra y pesa. Recordamos a quienes perdimos en calles y rutas, víctimas de accidentes que pudieron evitarse. Yo perdí lo más valioso que tenía: a mis hijos de 7 y 3 años, Agustín y Abril. Sus risas, sus abrazos y sus voces quedaron detenidas en el tiempo por una tragedia que no debió ocurrir”.
“Hoy levanto la voz por ellos y por todas las víctimas. No son estadísticas ni números, son familias destruídas y futuros que ya no serán. Pido conciencia, responsabilidad y respeto por la vida. Cada vez que conducimos o cruzamos la calle, llevamos nuestros destinos, vidas y también las de los demás. Respetar las normas de tránsito es un acto de amor al prójimo”.
“A mis hijos los honro cada día con actos que buscan transformar el dolor en memoria viva, conciencia y prevención. Hablo por Agustín, Abril y por todos los que amamos y extrañamos, para que la seguridad vial sea una causa diaria”, concluyó.
Pagliaricci remarcó que transforma el dolor en acción y memoria todos los días, para que ninguna familia más tenga que pasar por lo mismo. Su voz representa a cientos de madres, padres y familiares que luchan por una Argentina con más conciencia y menos tragedias viales.
La jornada cerró con un toque de sirenas en homenaje a las víctimas y un mensaje unánime: «La seguridad vial es una causa colectiva, urgente y posible, que empieza en cada decisión que tomamos al salir a la calle. Porque la vida siempre debe ser prioridad».